La brújula del camaleón

El blog de Lua Soleil – cultura, viajes, fotografía, cine y literatura

Spanish Revolution en Paris 21 de May de 2011

Hoy, tras una comida con unos amigos, nos hemos acercado a donde estaba reunido un grupo de jóvenes «indignados» españoles. Esta vez, en lugar de delante de la embajada española o en la Plaza de la Bastilla, se habían dado cita en otra plaza: République. Pero en un momento dado ha llegado la policía a decir que allí no estaba permitido estar y todos hemos empezado a caminar hacia Bastilla. Además, mientras caminábamos nos han dicho que nos dividiéramos en grupos de máximo unas 30 personas y que los que llevasen pancartas las guardasen. Y nos hemos puesto a ello, pero antes de que nos diera tiempo a cumplirlo, es decir, 5 minutos después, han llegado 3 coches de la secreta y 12 furgones de la policía cargados con policías antidisturbios y han salido corriendo hacia nuestros compañeros, escudo en mano. Yo iba de las últimas con otras 4 personas y no con el grupo grande que aún no se había dispersado bien, pero a ellos les han rodeado por todas partes y les han tenido varios minutos así, sin dejarlos marcharse. Ya pensábamos que los iban a detener, pero después han empezado a caminar y los han conducido a la Bastilla (la plaza, no la cárcel 😉 ).
Y una vez en Bastilla todo ha ido bien, sin sobresaltos, con la policía únicamente vigilando tranquilamente.
He tenido la oportunidad de escuchar a la gente joven que andaba por allí y muchos iban en apoyo al cambio en España pero otros ya estaban hablando de montar organizaciones a nivel mundia y otras utopías para cambiar el mundo. Creo que algunos se han desviado del tema pensando en cosas demasiado grandes, pero lo fundamental es que la mayoría estaba allí para apoyar un cambio en España y quizá en el resto de Europa por una política mejor. Y estas son las imágenes:

Reunidos en la place de la République, París

Carteles de los manifestantes en République: "¡Indignaos! Por una democracia real YA"

Trasladandonos de République a Bastilla

Los antidisturbios rodean a los manifestantes

Cinco de los 12 furgones de policía que aparecieron

En la plaza de la Bastilla, París

Jovenes manifestantes en Bastilla, París

Jovenes manifestantes en Bastilla, París

Jovenes manifestantes en Bastilla, París

 

Paris bajo la lluvia 17 de febrero de 2011

«Then there was the bad weather. It would come in one day when the fall was over. You would have to shut the windows in the night against the rain and the cold wind would strip the leaves  from the trees…» – Ernest Hemingway, in «A moveable feast»

«Y entonces, comenzó el mal tiempo. Podía llegar en un solo día al término del otoño. Y tú tendrías que cerrar bien las ventanas  en la noche contra la lluvia, y el viento helado arrancaría las hojas de los árboles…»  – Ernest Hemingway, en «París era una fiesta».

– Fotos: octubre de 2010 y en enero de 2011 – París.

Montmartre, un día de lluvia después de Navidad

Montmartre, un día de lluvia después de Navidad

Place du Tertre, Montmartre

La plaza de los artistas de Montmartre en un día de lluvia después de Navidad

Place du Tertre, Montmartre

La plaza de los artistas de Montmartre en un día de lluvia después de Navidad

Lluvia sobre un manillar

Un día de lluvia en París. Lluvia sobre el timbre de una bicicleta

 

Inútilmente París 1 15 de febrero de 2011

Tengo que confesar una gran verdad y esta es… la cantidad de cosas inútiles que hay en París. Sí, sí, todo empezó realmente un mes después de estar aquí, cuando por fin encontré casa en París (una habitación muy cara aunque acogedora en la Ciudad Universitaria). Al principio no caí en que me daban una habitación pero no toallas y que tenía a mi disposición una cocina, sí, pero no sartenes ni cacerolas. Gracias a mi amiga M.G. en cuya casa en Bélgica había estado, tenía el asunto de la toalla solucionado (me prestó una y me salvó la vida) pero me di cuenta de que, como no arreglara el de las sartenes, moriría de inanición o de saturación por consumo de bocatas y leche con cereales.

Así que exprimí mi cerebro recorriendo mentalmente el camino de ida y vuelta hacia mi universidad y otros alrededores conocidos y… no podía ser… ¿ni una sola tienda de cosas de casa? A ver, saliendo de la universidad…, una floristería, una tienda de Biblias, trajes de hombre, marcas caras de ropa de mujer (…una, dos, tres tiendas, cinco, seis…); patisserie, café, café, banco, banco, café, tienda de geles, tienda de colonias, tienda de estupideces… ¡Dios mío! Perfumes, cosméticos, ropa cara, café y crêpes, ¿todos los estereotipos de Francia juntos en un radio de 2 km? Pues sí, todo carísimo y monísimo, pero ¿dónde compraría cosas útiles la gente normal? ¡Llevaba 1 mes y medio bebiendo agua de la misma botella de plástico que iba rellenando porque no encontraba dónde comprar vasos de cristal! Al final compré un bote de Nutella y me quedé con el vaso.

Total, después de mucho comerme la cabeza, yéndome hacia el sur, camino de mi residencia (que está en el límite sur de París), encontré un supermercado de Carrefour y fue mi salvación. ¡Había sartenes y ollas! ¡Y tazas para el desayuno! ¡Incluso unas toallas malísimas! (Lo de las toallas es insólito. Yo no sé si la gente no se ducha mucho o los parisinos tienen la piel impermeable porque no las he visto por ningún lado). Cierto es que, viéndome en esta situación, la cachonda de mi madre me dijo que me fuera a los famosos (y carísimos) almacenes Lafayette que allí seguro que había toallas. Y seguro que las hay, pero allí todo es de «super-marca». Yo le contesté: «sí, claro que voy… si me dejas comprarme una toalla de Chanel». Lógicamente se rió a carcajadas y me sugirió que siguiera buscando por mi barrio.

 

Inútilmente París 2

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En cuanto a las sábanas pasa algo parecido a lo de las toallas. Sólo he encontrado hasta ahora una tienda en la que las vendían y debían de ser de Chanel también porque no entiendo que unas vulgares sábanas blancas cuesten 100 € por mucho París que esto sea.

El tema del destornillador fue parecido. ¡¿Cómo va a haber una ferretería (o sección de ella), algo tan poco glamouroso, en una ciudad tan chic como París, Dios mío?! C´est inadmissible! Todo para que mi novio pudiera montar una simple cama de Ikea para poder dejar de dormir en el suelo. Pero, claro, ¿en qué estoy pensando? Los verdaderos parisinos nunca comprarían en Ikea… qué horterada. Así que, ¿para qué un destornillador?

Finalmente, en una tienda tipo «todo a 100» muy alejada del centro (bien sûr!) apareció uno y ahí está en la estantería todo orgulloso de haber llegado hasta aquí. Ahora es todo un parisino (o eso cree).

Pero supongo que esa es la belleza de París, lo que buscan los turistas, es decir, perfumes y chuminadas varias, preciosas eso sí, aunque sirvan para poco. Y reconozco que todo el mundo termina cayendo en el encanto de las cosas bellas o graciosas, ya sea un abrebotellas con forma de pata de gato, un dispensador de papel de cocina en forma de un gigantesco tubo de pintura o un ratón de pástico aplastado  y con cara de estar muerto para frenar puertas.  

A veces pienso que verdaderamente en esta ciudad todo es divertidamente absurdo y entonces… me doy cuenta de que es inútil seguir reflexionando. Inútil o no, es simplemente París y ese es su encanto. Y lo divertido es que sea así.

cat paw cat paw

 

Llueve en París 26 de septiembre de 2010

Después de la desesperación más absoluta la lluvia me trae un poco de tranquilidad aquí en París. Empiezo esta etapa parisina con grandes esfuerzos tanto sentimentales, como mentales y económicos. Nadie dijo que mudarse fuera sencillo, ¡¡aunque nunca pensé que fuera tan complicado!! Bueno, así que aquí estoy, en la Ciudad de la Luz, esperando a que se encienda una para mí.

Durante el tiempo que me quede aquí he pensado contar cómo es la vida parisina en este blog ya que para mí es muy interesante conocer cuál es el verdadero París lejos de ceñirme a los clichés más extendidos o a las cosas más turísticas. Incluso los sitios más conocidos quiero explorarlos y dar una visión de ellos quizá distinta o, sino, por lo menos propia.

Paris Exposition: Eiffel Tower, Paris, France, 1900

Empiezo bastante mal, la verdad, pero si es lo que hay, lo contaré, jeje. Sin casa, desubicada, viviendo sola en un albergue mientras que los demás Erasmus que conozco ya han encontrado todos un piso más que aceptable. Pero no me va eso de ser víctima, así que hoy estuve buscando junto con mi amiga MRL (que lleva ya unos cuantos años aquí en París) muchas ofertas para compartir piso. Ha sido una tarde muy agradable a pesar del trabajo, en la que nos hemos reído y bromeado. MRL es rutera también (es decir, que ha participado en la Ruta Quetzal). Me siento realmente bendecida por haber ido a la Ruta Quetzal y poder contar con una especie de “red de ayuda Quetzal”, que está ahí cuando más lo necesitas. La acogida rutera siempre es la más calurosa y cariñosa y tener eso en París, donde la gente me ha tratado con tanta antipatía (a mí y a cualquiera) desde que llegué, es un alivio grandísimo. ¡Gracias MRL!!

Y, como digo, llueve. Las aceras de las calles se han convertido en cristales que reflejan las luces de la noche y la gente se cierra las chaquetas para resguardarse de este frío prematuro de principios de otoño. Y bajo el sonido de las gotas sobre mi paraguas he recordado la música de esta preciosa canción de Luar Na Lubre: “Chove en Santiago”, cuyas notas acompasan esta noche a la perfección. Cerrad los ojos y escuchad… imaginando, por ejemplo, una noche lluviosa en París.